Día tras día una amplia gama de productos químicos se conducen por medio de mangueras. Estos productos en su mayoría, son peligrosos, razón por la cual las mangueras deben ser seleccionadas con mucho cuidado.
Después de utilizar una manguera con algún producto químico debe lavarse con agua en abundancia y dejarla secar posteriormente, antes de almacenarla en los lugares acondicionados para tal efecto. Existen algunos casos en que, debido al tipo de producto que se maneje, sólo se pueda lavar con un solvente determinado, lo cual es correcto siempre y cuando se deje evaporar y secar, evitando el contacto prolongado con la manguera.
En el caso de manejar lacas y pinturas existen compuestos de hule que resisten la acción de solventes, por lo cual se recomienda lavar la manguera después de usarla, haciendo fluir algún solvente suave, soplando posteriormente aire para que seque.
En ocasiones, las mangueras son usadas para transportar algún producto, estando sumergidas al mismo tiempo en ese u otro fluido, lo que abre la posibilidad de que el líquido que está en contacto con la cubierta deteriore el hule, así como los materiales internos de construcción de la manguera. Para esta aplicación existen materiales para cubierta que resisten estas condiciones, como terminales de protección de hule que evitan el contacto del contorno interno de la manguera con el producto.
En algunas aplicaciones, debido al alto riesgo que implica manipular ciertos productos inflamables, se sugiere implementar las mangueras con alambre antiestético, eliminando la probabilidad de que produzca una chispa que pueda causar graves daños.